sábado, 20 de octubre de 2018

T) MELIDE – ARZÚA

Camino # 17: MELIDE – ARZÚA

Domingo 9 de abril 2017

El apóstol Santiago dejó las señales para los peregrinos del planeta, únicamente debéis seguirlas, Así hicimos el Camino, muy seguros, sin prisas, a placer, con austeridad, mucho gozo y espiritualidad.



Como de costumbre nos alistamos temprano, desayunamos café con bollería (pan); al final con firme devoción hicimos la oración del peregrino.



Abandonamos el albergue Montoto por el andén en sentido oeste, avanzando por la Rúa Codeseira tres largas cuadras.

Al rematar la esquina de la tercera, identificamos las flechas jacobeas entre el copioso lote de señalizaciones; las atendimos virando a la izquierda por la CP-4603, con dirección a Santa María de Melide. 

Unos 350 mts avante, por aviso de otras señales del Camino giramos a la derecha, nos deslizamos suavemente en una sombría y agradable plaza de ocio con frondosos árboles de fondo y un alto crucero de pedestal en suelo firme adoquinado.



La rebasamos a modo de vestíbulo y nos ubicamos a los pies de la Iglesia de Santa María de Melide, construida según la literatura del Camino en el siglo XII, en las postrimerías del románico.





Nos despedimos de ese santuario declarado Monumento Nacional en España y progresamos por una senda de grava siguiendo la indicación de la flecha en el mojón ubicada a un costado de la entrada. 




Pronto llegamos al regato de San Lázaro alimentado por el río Catasol, salvamos la pasarela de material y barandales y aminoramos la marcha para apreciar el lavadero vecinal ubicado enseguida a la derecha.




Éste no aparenta abandono, una armazón rectangular en roca a cuatro columnas con cubierta de teja romana sobre el depósito central de agua, todo bien conservado. Tienen su propia historia, considerados patrimonio popular de los pueblos españoles, también el lugar y la ocasión ideal de las mujeres del campo para socializar.


Reanudamos el camino sin dejar de contemplar y regocijarnos con el entorno. A veces matorrales y arbolada silvestre en un costado; y por el otro, bonitas casas de campo, hórreos bien elaborados, labrantío, ganado vacuno y huertas, el color tradicional de la campiña gallega.

Con esta placidez pasamos por O Carballal, un sitio más poblado perteneciente a la parroquia de Santa María de Melide.

Con extensos cultivos de repollos y berzas, judías, calabacín, puerros, calabazas, patatas, grelos, cebollas y pimientos; tierra espléndida, misteriosa y mágica, según nos contaron.

En medio del cautivador paisaje no perdimos de vista las flechas amarillas del Camino de Santiago; bien en un mojón, en una esquina o un árbol, acompañan paso a paso al peregrino en cada una de las subidas y bajadas del sendero.



Unos metros más adelante incursionamos en un ambiente agreste, hábitat natural protegida de árboles autóctonos, pinos y eucaliptos con marcado perfume de montaña; y más allá, al río Catasol simulándose riachuelo, el cual vadeamos por una irregular pasarela de granito.

Este paso del río Catasol es también conocido como poza de Raído por el lugar homónimo en el que se ubica, perteneciente a la parroquia de O Barreiro en tierras de Melide.



La misma senda nos arrimó a la N-547 luego de atravesar el pequeño poblado de Raído. El mojón a la salida nos indicó avanzar por un corredor de 45 metros paralelo a la carretera nacional, y al final, otro mojón hacia la villa de Parabispo nos devolvió nuevamente por senderos más tranquilos y seguros.

Seguimos adelante en medio de un paisaje de huertas, fincas y antiguos hórreos, hasta que en éste transcurrir, otra señal nos desvió a la derecha por un corredor bastante boscoso. 

Y por este atajo arribamos al regato Valverde bastante cubierto de vegetación y maleza de ribera; cruzamos el corto puente sobre él y aterrizamos en una zona campestre de descanso para el peregrino.




Gastamos nuestras provisiones de mochila.



Luego de un breve reposo, reanudamos el ascenso hacia el pequeño núcleo de Peroxa, un poblado de muy buenas casas de material que conquistamos rápidamente por su calle real. 
Oficialmente habíamos dejado al Concello de Melide y entrado al Concello de Arzúa.


Por la misma arteria continuamos hacia la parroquia de Boente distante unos 200 metros; al término, leímos el aviso a la entrada anunciando “BOENTE DE ARRIBA”, en gallego Boente da Riba.


Rebasamos el aviso escoltando las señales del Camino de Santiago en su recorrido por algunos rincones del poblado hasta la salida a una pequeña plaza empedrada frente a la carretera nacional N-547, en la que destacamos un viejo crucero de piedra y una fuente decorativa llamada Fuente de la Saleta.



Avistamos la flecha amarilla en el piso y en el muro al otro lado de la carretera. Proseguimos entonces por el andén hacia la izquierda buscando la cebra peatonal para salvar la carretera nacional N-547; cruzamos y nos acercamos a la Igrexa de Santiago de Boente.

El lado donde se halla ubicada la parroquia es Boente da Baixo o Boente de abajo.





Una amable feligresa vinculada al templo selló nuestros pasaportes compostelanos. También nos obsequió una estampa con la oración de Santiago Apóstol.


Abandonamos el templo sagrado y nos ubicamos en la plazoleta enlozada exterior para contemplar un poco esta parte de Boente y organizar la reanudación del Camino; un domingo bastante solitario en vísperas de la Semana Mayor.

Nuestro próximo referente, Fraga Alta (Castañeda) estaba a 2.3 km.

Reconocimos las señales jacobeas en el mojón y un pedestal a un costado; nos internamos por la calle posterior a la plazoleta siguiendo la orientación de las flechas y después torcimos a la izquierda, ya de salida por una pista de tierra, dejando atrás los últimos muros de Boente da Baixo.

Rápidamente salimos a una vía local asfaltada; ubicamos la señal a un lado y cortamos por una boscosa trocha de tierra sombría por los carvallos, en un duro descenso hacia el valle del río Boente.

 

La senda nos acercó a la carretera nacional N-547, la cortamos por un subterráneo.


Momentos después alcanzamos el sitio Punta Brea de la localidad homónima de la parroquia de Santiago de Boente, un espacio de recreación en una encantadora fraga que acompaña el curso del regato Boente.



Unos metros más adelante salvamos un corto puente sobre el rego y finalizamos el fortísimo descenso al fondo del valle.

Pero el mismo empujón de la cuesta nos llevó a progresar a buen ritmo por una pista llana, bordeando verdes prados y una maravillosa floresta de diversas especies y matices. También dejamos atrás un par de fuentes en ladrillo algo abandonadas.

Al rato, justo al empezar el repecho hacia las colinas y Fraga Alta (Castañeda), llegamos con la ruta jacobea a un paisaje despejado a nivel paralelo a la carretera nacional N-547.


Tomamos un respiro y con un solo impulso alcanzamos la cota del altozano donde finaliza el puente sobre la autovía N-547, el cual cruza al otro lado la pista vecinal asfaltada que sale de Boente da Baixo hacia A Fraga Alta (Castañeda).

Rebasamos ese punto de unión y seguimos en ascenso la ruta jacobea por la acera de la calzada hacia A Fraga Alta


Un vientecillo nos gratificó con el fresco aroma de unos acotados forestales de pinos y eucaliptos en el primer recorrido. Después pasamos un cinturón de atractivas villas, fincas y tierras de labranza; progresamos, dejamos atrás el desvío hacia San Paio y en un santiamén entramos a la circunscripción de A Fraga Alta (Castañeda).


Un atractivo poblado urbano-campestre encallado en una colina, de espléndidas y generosas casas, con antejardines, huertas y ganado vacuno.

Nos acercamos a la variante hacia Río, Doroña y Villantime, tal como leímos en el gran aviso vial de pedestal ubicado en la esquina opuesta; también advertimos el mojón y la flecha jacobea señalando el mismo sentido, el cual atendimos.




Reanudamos y en la primera curva de la variante dejamos atrás otro giro a Villantime y avanzamos recto en bajada por una vía asfaltada entre prados y extensos terrenos para cultivos.



Atentos a las señales del Camino, rápidamente rebasamos los caseríos O Pedrito y O Río. Detuvimos la marcha al final de la calle en una plazuela natural, al lado de la zona forestal de descanso de Castañeda para los romeros.





Dos vías más convergen al lugar y circulan alrededor de un frondoso árbol en un verdoso pastizal como una glorieta natural.

Retomamos el paso por el carril del costado de la zona de reposo y seguimos derecho pasando el rego Ribeiral canalizado bajo la carretera donde avistamos el mojón con la flecha.

Dejamos atrás una fresca enramada de chopos, robles y plantas de ribera y empezamos a remontar en medio de extensos cercados de tierras deforestadas, labradas para cultivos a lado y lado.


No demoramos en arribar a un cruce de rutas vecinales con avisos de pie orientando hacia “Doroña”, “Bascuas”, “Río” y “Pumar”.

Continuamos de frente por indicación del mojón arropado por arbustos a la derecha y cubrimos un primer tramo con similares características al anterior, de suave subida, pero sin asfalto, en pista de grava y de cuidado por lo resbaladiza.






Más adelante, cuando el ascenso se hizo más rudo torciendo levemente hacia la izquierda y luego hacia la derecha, entramos a un entorno boscoso y montañoso, tupido de pinos, eucaliptos, carballos, arbustos, árboles autóctonos y mucha maleza y enredaderas silvestres.

Tras conquistar ese fuerte repecho, desembocamos en un puente peatonal sobre la carretera nacional N-547.




Después de una breve pausa reanudamos la marcha; la senda de tierra y grava nos internó por otra exuberante fraga, ahora al otro lado de la autovía en leve descenso.





Superada la travesía por la fraga, salimos a un paso peatonal adoquinado por el cual salvamos una carretera vecinal, verificamos las señales del Camino de Santiago en el mojón sobre un montículo a la derecha e iniciamos un fortísimo descenso hacia Ribadiso de Baixo por una vía vecinal de asfalto.



Bajamos sin prisas, algo más de 1,5 km., en un ambiente medio urbano con el señorío de la vegetación; eucaliptos azules, pinos de diversas especies, jardines, pastizales, cultivos, malezas.

Finalmente, la pista paso del asfalto al camino empedrado y llegamos a las puertas de Ribadiso da Baixo: el puente gótico del siglo XII sobre el río Iso, a través del cual se accede a la mágica aldea de casas de pizarra.


El río Iso pertenece a la provincia de La Coruña y es un pequeño afluente del río Ulla, muy rico en truchas.



Cruzamos el puente y sellamos credenciales en el Mesón Ribadiso.

Recorrimos su núcleo de casas de pizarra y solo imaginamos lo misteriosamente encantador que sería una noche en este lugar a orillas del río.




Continuamos por la calle principal a su zona posterior donde el paisaje es más convencional, de hermosas casa-fincas, corrales de ganado vacuno y cultivos.

Un entorno igualmente placentero… pero, con una escalada bastante dura y estirada.



Las señales del Camino nos llevaron a dar un rodeo por un paraje alto de la parroquia de Rendal, muy agradable por el paisaje sobre el valle.


Doblamos a la izquierda por un lugar llamado Guldris, avanzamos y nuevamente giramos en el mismo sentido por una larga pista en descenso que nos acercó a nivel de la carretera nacional N-547, pasamos de largo y más abajo cruzamos por un subterráneo al otro lado de la autovía.

Subimos un par de rampas bastante pronunciadas y nos detuvimos en la cafetería-albergue Milpes; renovamos energías y sellamos las credenciales.



Dejamos la cafetería y bajamos a la autovía N-547, llamada también Avenida Lugo. Ubicamos la señal jacobea y reanudamos el último tramo de 1,5 km hasta la localidad de Arzúa por una senda de tierra paralela y en contrasentido a la carretera nacional.


Al finalizar la pista de tierra, el mojón con la flecha nos indicó continuar por el arcén.

En un breve descanso, un grupo de ciclistas ibéricos con muy buen humor y simpatía, aceptaron compartir con nosotros un instante de recreo cultural en el Camino.






Llegamos al centro del Concello de Arzúa buscando un albergue lo más tranquilo posible, pues la localidad estaba abarrotada de jóvenes peregrinos en bicicleta, excursiones de Portugal, Italia y de todas partes del mundo.  


El ambiente estaba increíble, pero…. deseábamos descansar. 




Nos registramos en el Albergue de Peregrinos Vía Láctea de la Rúa Xosé Neira Vilas, muy agradable y muy bien atendido.


El hospitalero nos enseñó el albergue.



Un par de cañas y tapas en una cafetería frente a un parque de almendros.





Los almendros aún no han empezado a florecer.



Llegó la hora de descansar.



Gracias Señor por habernos permitido un día de peregrinaje tan maravilloso.


Amén.

viernes, 12 de octubre de 2018

S) PALAS DE REI – MELIDE


Camino No. 16: PALAS DE REI  -  MELIDE

Sábado 8 de abril de 2017


El apóstol Santiago dejó las señales para los peregrinos del planeta, únicamente debéis seguirlasAsí hicimos el Camino, muy seguros, sin prisas, a placer, con austeridad, mucho gozo y espiritualidad.



Como en su momento lo hizo el Apóstol, la longitud del tramo diario la organiza cada peregrino de acuerdo con su condición física, motivación e interés. La nuestra para hoy fue de 14,4 kilómetros.

A las cinco de la mañana estábamos en pie para iniciar el peregrinaje por la comarca de A Ulloa. Dejamos el buen albergue privado de la calleja peatonal Travesía Peregrino, reconocido por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago.

Tomamos a la izquierda siguiendo la señal jacobea, pasamos la pileta, el escudo del Concello de Palas de Rei y cruzamos la cebra sobre la Avenida Compostela con dirección este. 

Pocos pasos adelante bajamos por un largo atajo enlosado que recorrimos hasta interceptar perpendicularmente la calle Camino Aldea Abajo; en este punto viramos a la derecha y nuevamente salimos a la calle Avenida Compostela.

Con la vista enfrente, identificamos la flecha amarilla en el muro al otro lado de la avenida; así pues, pasamos la cebra y embocamos la calle Rúa do Rio Roxan para una breve ronda en arco entre casas, patios y la plaza de la cuadra en la que apreciamos la obra del escultor gallego Jesús A. Novo, un marmóreo de una pareja de peregrinos bailando. 

Al final de la ronda salimos otra vez a la Avenida Compostela o carretera nacional N-547 y giramos a la derecha siguiendo las flechas amarillas, con la mirada al horizonte.

Avanzamos por el andén al ritmo del alegre trinar mañanero; el entorno urbano empezaba a disiparse cuando rebasamos el aviso rectangular "PALAS DE REI" con la franja diagonal roja superpuesta, a guisa de despedida.

Más allá al finalizar el andén, otro atajo arqueado en el sitio Curuxás nos alejó de la Avenida Compostela por indicación de la señal jacobea en un mojón.

La misma ronda hicimos más adelante en el sitio Carballal; pero al salir, la señal en un mojón al otro lado de la carretera nos invitó a cruzarla, a abandonar la Avenida Compostela o N-547 y continuar por una corredoira rural rumbo a San Xulián do Camiño


Nos internamos entonces por un angosto sendero de tierra aún con las huellas del frío invierno y un peculiar olor a montaña.

Atentos a cada pisada, descendíamos a gusto entre arbustos, malezas, sotos y robledales a lado y lado, sin mayor dificultad aún en los tramos más estrechos y sombríos bajo los ramales.

No obstante la espesura disfrutamos la travesía sin recelos, pues las flechas jacobeas siempre estuvieron allí, visibles en el verde follaje, misericordiosas, integradas al entorno natural.

Ya habíamos descendido 86 metros con referencia a Palas de Rei cuando arribamos a la pequeña, rústica y hermosa villa San Xulián do Camiño o San Julián del Camino, rodeada de hórreos y calles empedradas.



Sellamos credenciales en el único albergue privado. Los escasos habitantes del pueblo explotan el turismo rural y la economía de subsistencia agrícola y ganadera. 

También los beneficios adicionales por estar ubicados a la vera del Camino Francés de Santiago.


En la plaza principal se levanta un crucero. 

También una iglesia románica del siglo XII encomendada a San Julián del Camino.

 En ella se venera entre el mito y la tradición de la Iglesia, como santo de los peregrinos, la imagen de un noble soldado con la espada en la mano, consecuencia de su infortunio y su final santificación.


La vida de este santo aparece en la “Leyenda dorada”, una compilación de relatos del beato dominico italiano Santiago de la Vorágine (por su nombre españolizado) de mediados del siglo XIII.

Disfrutamos de un café americano bien caliente antes de  desprendernos de la aldea San Julián del Camino. Seguimos por una carretera vecinal rumbo a la pequeña aldea Ponte Campana o Puente de la Campaña, apenas distante un kilómetro.


Los primeros rayos del sol ya habían disipado bastante la niebla sobre los verdes prados, no así el frío aire que cortábamos a cada paso.




Pero… estábamos en el centro de Galicia y la riqueza natural paisajista a nuestra vista, así como la fuerza interior y espiritual de sabernos en el Camino de Santiago, disipaban cualquier sacrificio. 




El patrimonio cultural del Camino de Santiago forma parte del pensum  escolar español, por lo que es frecuente ver a jóvenes y chavales cumpliendo la tarea.


Se cita por esta comarca a la noble y aristócrata novelista española del siglo XIX, Emilia Pardo-Bazán y de la Rúa-Figueroa, o simplemente Emilia Pardo Bazán, condesa de Pardo Bazán, introductora del naturalismo en España y autora de la célebre obra “Los pazos de Ulloa” y su continuación final “La madre naturaleza”. 

En las que, inspirada en la belleza de estos paisajes y las costumbres de la época, describe en prosas líricas de singular encanto un conflicto cultural y religioso entre sus personajes en comparación al poder desenfrenado de la naturaleza, sin ocultar su dilección por la tierra y la vida en el campo.


Nos acercamos al río Pambre, un afluente del Ulla que nace en la Sierra del Careón. sus aguas, muy ricas en truchas, dividen Melide y Palas de Rei; también limita las provincias de Lugo y A Coruña.



Entramos al pequeño poblado A Ponte Campaña tras cruzar el puente sobre el río Pambre, una pasarela de muy fuertes pilares de granito. Este tranquilo lugar pertenece a la Parroquia de San Xoán do Mato y también cuenta con servicios de albergue.

No alcanzamos a completar la curva de la pista asfaltada; pues justo a la margen derecha del recodo, la flecha de un mojón entre la maleza a la sombra de un árbol nos llamó a seguir cuesta arriba por una extendida senda empedrada hacia la vecina aldea Casanova, distante 1,2 km.




Superamos el atajo y algo más de media hora después llegamos a la aldea Casanova, también de la Parroquia de San Xoán do Mato.

Los frecuentes avisos “Tecor Societario” en el Camino por Galicia, señalan terrenos cinegéticamente ordenados; es decir, dispuestos para la caza garantizando la protección de ciertas especies y su razonable aprovechamiento.




Haciendas solariegas en medio de un bosque encantador, muy apreciable y saludable remanso percibimos a nuestro paso por Casanova.




Dejamos atrás la aldea y continuamos por el camino vecinal asfaltado, halagados por el verde, sombrío y romántico paisaje, por la calle de honor con frondosos árboles a lado y lado; dirigidos a conquistar A Campanilla y O Coto, distantes 2,8 kms aproximadamente.



Algunas veces quedábamos plácidamente absortos, solo con las pisadas, el trino de las aves, el crepitar de las ramas en la arboleda, la melodía de un riachuelo, el susurro del viento y uno que otro guijarro rodando. Esta calma es nuestra vivencia predilecta del Camino de Santiago, no nos imaginamos en la alta temporada de romeros del verano.

Así llegamos a un cruce de caminos en medio de la soledad, pero en la orilla opuesta avizoramos a nuestro fiel cicerone, el mojón y la flecha amarilla señalándonos girar hacia la derecha.


poco más o menos 800 mts más adelante, otro mojón con la señal jacobea a la vera izquierda nos internó en ese sentido por un vericueto hacia lo alto del Monte Andemil.



Descendimos siguiendo el curso del arroyo Rego do Vilar que más adelante cruzamos en el caserío de Porto de Bois, escenario de la batalla entre Enrique II de Trastámara y el conde de Lemos.

Pasamos los apartamentos turísticos Porto de Bois.





Continuamos por un largo y firme camino vecinal que nos llevó a la pequeña aldea A Campanilla, perteneciente a la parroquia de Mato; habíamos conquistado la última aldea de Lugo en el Camino de Santiago Francés.




Sellamos credenciales en el “Café-Bar A Campanilla” de la aldea y brindamos con una taza de café por nuestras hermosas vivencias en la Provincia de Lugo.




Nos despedimos del muy gentil bar-tender y en unos pocos metros llegamos a la esquina del camino vecinal.



En este punto interceptamos la carretera nacional LU-P-4001, la abordamos con un giro brusco hacia la izquierda.



 Apenas unos momentos atrás nos mirábamos: 



"Parece mentira que estemos aquí, pero... ya no es un sueño, es una realidad; hicimos una promesa y estamos a pocos kilómetros de cumplirla"

Acabábamos de entrar a la provincia de A Coruña, la última provincia del Camino de Santiago; aquí se ubica Santiago de Compostela, ciudad municipal capital de la comunidad autónoma de Galicia, y en ella la catedral donde descansan los restos del Apóstol.

Luego de un buen tramo por la carretera nacional llegamos a O Coto, primer núcleo poblacional de A Coruña en la ruta jacobea.

O Coto junto a Leboreiro y Desecabo forman la parroquia Santa María do Leboreiro, ya en el Concello de Melide.

Seguimos por la izquierda, una entusiasta cuadra con muchos servicios para el peregrino, punto de encuentro y ofertas de turismo rural. 





Melide o Mellid en gallego. Pertenece a la Comarca de Tierra de Mellid, tiene 26 parroquias, dedicados tradicionalmente a la actividad agropecuaria y en particular a la ganadería del vacuno de leche y carne y de ganado porcino.




La señal en el mojón nos indicó seguir la senda sombría por el robledal de carvallos; unos 600 metros nos separaban de   O Leboreiro o Santa María de Leboreiro.





Entramos a O Leboreiro o Santa María de Leboreiro parroquia del municipio de Melide, mencionada por Aimeric Picaud en su Codex Calixtinus como “Campus leuurarius“ o Campo de liebres por la creciente  proliferación de estos lepóridos.




Un humilde y maravilloso enclave medieval en el Camino de Santiago Francés que preserva los testimonios vivientes de su pasado, de su historia.

Su gótica y primitiva Iglesia dedicada a Santa María; el cabazo de ramas de sauce y tapa de paja, primitivo hórreo para preservar el maíz de la humedad, de los roedores o cualesquier animales.

El muro con el escudo de armas de los Ulloa da cuenta de un hospital de peregrinos que funcionó en este lugar, documentado en el siglo XII, rehabilitado por Vasco de Ulloa en el siglo XV.  


Admirable el justiprecio, conservación y respeto de los españoles por su historia, su cultura y el medio ambiente; el aprecio a un viejo muro o un viejo cabazo de palo y paja.




Nos despedimos desde su famoso crucero.

Salimos de O Leboreiro por una antigua calzada romana de piedra y muros laterales; al final empalmamos con un puente medieval del siglo XIV sobre el Río Seco el cual cruzamos para entrar a la pequeña aldea Desecabo.


El cauce del río Seco es un regato que nace en la Serra de O Careón y desemboca en el río Ulla en el vecino municipio de Santiso.



Superamos Desecabo y continuamos por un camino paralelo a la carretera N-547; La localidad de Furelos, nuestro próximo referente se ubica a 4 kms.






Nos acercamos a A Madalena, un parque industrial donde el peregrino debe ser muy cauteloso con el afán de los transportistas y repartidores empresariales.

Pero antes... un breve descanso para los hombros.



 Retomamos la marcha y unos metros más adelante llegamos al Polígono industrial A Madalena. Dispone de 142.000 m2, 80.000 de ellos de uso industrial, divididos en 74 parcelas desde un mínimo de 625 m2 a un máximo de 3.275.





55.901 kilómetros nos separan de Santiago de Compostela según lo informa el mojón jacobeo del Polígono industrial A Madalena.




La ruta jacobea a su paso por el parque industrial ha sido polémica; para unos fuera de contexto, otros defienden el Camino en sostenibilidad con el desarrollo industrial.





Rebasamos el agitado tramo del parque industrial y mantuvimos la marcha por un largo corredor paralelo pero alejado de la carretera N-547; un paseo muy tranquilo ce un extenso rebollar a la margen izquierda.

Al final del corredor la señal nos desvió a la izquierda para embocar la Rúa Furelos.




Accedimos a la aldea tras vadear el puente, una obra medieval de cuatro arcos del siglo XII sobre el río Furelos.




Furelos es la entrada al municipio de Melide a través de la ruta jacobea; la aldea se formó en entorno a la iglesia románica de San Xoán de Furelos y a las orillas del río Furelos un afluente del Ulla.





Un lugar realmente mágico e idílico en un entorno natural y tranquilo, con la relajante melodía de la corriente del río.




Partimos de Furelos por una extendida carretera de gravilla; y media hora después ingresamos a la municipalidad de Melide.






Sellamos credenciales en “La Huella del Peregrino”, negocio de un diseñador emprendedor en Melide.

Cuando elaboramos nuestra planeación, procuramos elegir un albergue para pasar la noche lo más próximo a la salida y retoma del Camino de Santiago.





Nos alojamos en este bello albergue de la Rúa Codeseira.





Fuimos los primeros peregrinos en llegar. Por la época, solamente llegó otra peregrina.






Un albergue de muy cálida y excelente atención.






Una oración y hasta mañana…



Qué bonita experiencia




U) ARZÚA – O PEDROUZO

Camino # 18: ARZÚA – O PEDROUZO Lunes 10 de Abril de 2017 E l   apóstol Santiago dejó las señales para los peregrinos del planeta, ú...