Camino No. 16: PALAS DE REI - MELIDE
Sábado 8 de abril de 2017
El apóstol Santiago dejó
las señales para los peregrinos del planeta, únicamente
debéis seguirlas. Así hicimos
el Camino, muy seguros, sin
prisas, a placer, con austeridad, mucho gozo y espiritualidad.

Como en su momento lo hizo el Apóstol, la longitud
del tramo diario la organiza cada peregrino de acuerdo con su condición física,
motivación e interés. La nuestra para hoy fue de 14,4 kilómetros.
A las cinco de la mañana estábamos en pie para iniciar el peregrinaje por la comarca de A Ulloa. Dejamos el buen albergue privado de la calleja peatonal Travesía Peregrino, reconocido por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago.
Tomamos a la izquierda siguiendo la señal jacobea, pasamos la pileta, el escudo del Concello de Palas de Rei y cruzamos la cebra sobre la Avenida Compostela con dirección este.
Pocos pasos adelante
bajamos por un largo atajo enlosado que recorrimos hasta interceptar
perpendicularmente la calle Camino Aldea Abajo; en este punto viramos a la
derecha y nuevamente salimos a la calle Avenida Compostela.
Con la vista enfrente,
identificamos la flecha amarilla en el muro al otro lado de la avenida; así
pues, pasamos la cebra y embocamos la calle Rúa do Rio Roxan para una breve ronda en arco entre
casas, patios y la plaza de la cuadra en la que apreciamos la obra del escultor
gallego Jesús A. Novo, un marmóreo de una pareja de peregrinos
bailando.
Al final de la ronda salimos otra vez a la Avenida Compostela o carretera nacional N-547 y giramos a la derecha siguiendo las flechas amarillas, con la mirada al horizonte.
Avanzamos por el andén
al ritmo del alegre trinar mañanero; el entorno urbano empezaba a disiparse
cuando rebasamos el aviso rectangular "PALAS DE REI" con la franja
diagonal roja superpuesta, a guisa de despedida.
Más
allá al finalizar el andén, otro atajo arqueado en el sitio Curuxás nos
alejó de la Avenida Compostela por indicación de la señal jacobea en
un mojón.
La misma ronda hicimos
más adelante en el sitio Carballal; pero al salir, la señal en
un mojón al otro lado de la carretera nos invitó a cruzarla, a abandonar
la Avenida Compostela o N-547 y continuar por una corredoira rural rumbo a San Xulián do Camiño.
Nos internamos
entonces por un angosto sendero de tierra aún con las huellas del frío invierno
y un peculiar olor a montaña.
Atentos a cada pisada,
descendíamos a gusto entre arbustos, malezas, sotos y robledales a lado y lado, sin
mayor dificultad aún en los tramos más estrechos y sombríos bajo los ramales.
No obstante la
espesura disfrutamos la travesía sin recelos, pues las flechas jacobeas siempre estuvieron
allí, visibles en el verde follaje, misericordiosas, integradas al entorno natural.
Ya habíamos descendido 86 metros con referencia a Palas de Rei cuando arribamos a la pequeña, rústica y hermosa villa San Xulián do Camiño o San Julián del Camino, rodeada de hórreos y calles empedradas.
Ya habíamos descendido 86 metros con referencia a Palas de Rei cuando arribamos a la pequeña, rústica y hermosa villa San Xulián do Camiño o San Julián del Camino, rodeada de hórreos y calles empedradas.
Sellamos credenciales en el
único albergue privado. Los escasos habitantes del pueblo explotan el turismo rural y la economía
de subsistencia agrícola y ganadera.
También los beneficios
adicionales por estar ubicados a la vera del Camino Francés de Santiago.
En la plaza principal se levanta
un crucero.
También una iglesia románica del siglo XII encomendada a San Julián del Camino.
En ella se venera entre el mito y la tradición de la Iglesia, como santo de los peregrinos, la imagen de un noble soldado con la espada en la mano, consecuencia de su infortunio y su final santificación.
También una iglesia románica del siglo XII encomendada a San Julián del Camino.
En ella se venera entre el mito y la tradición de la Iglesia, como santo de los peregrinos, la imagen de un noble soldado con la espada en la mano, consecuencia de su infortunio y su final santificación.
La vida de este santo aparece en la “Leyenda dorada”, una compilación de relatos del beato dominico italiano Santiago de la Vorágine (por su nombre españolizado) de mediados del siglo XIII.
Disfrutamos de un café americano bien caliente antes de desprendernos de la aldea San Julián del Camino. Seguimos por una carretera vecinal rumbo a la pequeña aldea Ponte Campana o Puente de la Campaña, apenas distante un kilómetro.
Los primeros rayos del sol
ya habían disipado bastante la niebla sobre los verdes prados, no así el frío
aire que cortábamos a cada paso.
Pero… estábamos en el centro de Galicia y la riqueza
natural paisajista a nuestra vista, así como la fuerza interior y espiritual de
sabernos en el Camino de Santiago, disipaban cualquier sacrificio.
El patrimonio cultural del Camino de Santiago forma parte
del pensum escolar español, por lo que es frecuente ver a jóvenes y chavales
cumpliendo la tarea.
Se cita por esta comarca a
la noble y aristócrata novelista española del siglo XIX, Emilia Pardo-Bazán y
de la Rúa-Figueroa, o simplemente Emilia Pardo Bazán, condesa de Pardo Bazán, introductora
del naturalismo en España y autora de la célebre obra “Los pazos de Ulloa” y su
continuación final “La madre naturaleza”.
En las que, inspirada en la belleza de estos paisajes y las
costumbres de la época, describe en prosas líricas de singular encanto un
conflicto cultural y religioso entre sus personajes en comparación al poder desenfrenado
de la naturaleza, sin ocultar su dilección por la tierra y la vida en el campo.
Nos acercamos al río Pambre, un afluente del Ulla que nace en la Sierra del Careón. sus aguas, muy ricas en truchas, dividen Melide y Palas de Rei; también limita las provincias de Lugo y A Coruña.
Entramos al pequeño poblado A Ponte Campaña tras cruzar el puente sobre el río Pambre, una pasarela de muy fuertes pilares de granito. Este tranquilo lugar pertenece a la Parroquia de San Xoán do Mato y también cuenta con servicios de albergue.
No alcanzamos a completar la curva de la pista asfaltada; pues justo a la margen derecha del recodo, la flecha de un mojón entre la maleza a la sombra de un árbol nos llamó a seguir cuesta arriba por una extendida senda empedrada hacia la vecina aldea Casanova, distante 1,2 km.
Superamos el atajo y algo más de media hora después llegamos a la aldea Casanova, también de la Parroquia de San Xoán do Mato.
Haciendas solariegas en
medio de un bosque encantador, muy apreciable y saludable remanso percibimos a nuestro paso por Casanova.
Dejamos atrás
la aldea y continuamos por el camino vecinal asfaltado, halagados por el verde, sombrío y romántico
paisaje, por la calle de honor con frondosos árboles a lado y lado; dirigidos a
conquistar A Campanilla y O Coto, distantes 2,8 kms
aproximadamente.
Algunas veces quedábamos
plácidamente absortos, solo con las pisadas, el trino de las aves, el crepitar de
las ramas en la arboleda, la melodía de un riachuelo, el susurro del viento y
uno que otro guijarro rodando. Esta
calma es nuestra vivencia predilecta del Camino de Santiago, no nos imaginamos en
la alta temporada de romeros del verano.
Así llegamos a un
cruce de caminos en medio de la soledad, pero en la orilla opuesta avizoramos a
nuestro fiel cicerone, el mojón y la flecha amarilla señalándonos girar hacia
la derecha.
poco más o menos 800 mts más
adelante, otro mojón con la señal jacobea a la vera izquierda nos internó en
ese sentido por un vericueto hacia
lo alto del Monte Andemil.
Descendimos siguiendo el
curso del arroyo Rego do Vilar que más adelante cruzamos en el caserío de Porto
de Bois, escenario de la batalla entre Enrique II de Trastámara y el conde de
Lemos.
Pasamos los apartamentos turísticos Porto de Bois.
Pasamos los apartamentos turísticos Porto de Bois.
Continuamos por un largo
y firme camino vecinal que nos llevó a la pequeña aldea A Campanilla, perteneciente a la parroquia de Mato; habíamos
conquistado la última aldea de Lugo en el Camino de Santiago Francés.
Sellamos credenciales en el “Café-Bar A Campanilla” de la aldea y brindamos con una taza de café por nuestras hermosas vivencias en la Provincia de Lugo.
Nos despedimos del muy
gentil bar-tender y en unos pocos
metros llegamos a la esquina del camino vecinal.
Apenas unos momentos atrás nos
mirábamos:
"Parece mentira que estemos
aquí, pero... ya no es un sueño, es una realidad; hicimos una promesa y estamos a pocos kilómetros de cumplirla"
Acabábamos de entrar a la
provincia de A Coruña, la última
provincia del Camino de Santiago; aquí se ubica Santiago de Compostela, ciudad
municipal capital de la comunidad autónoma de Galicia, y en ella la catedral donde descansan los restos del Apóstol.
Luego de un buen tramo por
la carretera nacional llegamos a O Coto,
primer núcleo poblacional de A Coruña
en la ruta jacobea.
O Coto junto a Leboreiro y Desecabo forman la parroquia Santa
María do Leboreiro, ya en el Concello de Melide.
Seguimos por la izquierda, una entusiasta cuadra con muchos servicios para el peregrino, punto de encuentro y ofertas de turismo rural.
Seguimos por la izquierda, una entusiasta cuadra con muchos servicios para el peregrino, punto de encuentro y ofertas de turismo rural.
Melide o Mellid en
gallego. Pertenece a la Comarca de Tierra de Mellid, tiene 26 parroquias, dedicados
tradicionalmente a la actividad agropecuaria y en particular a la ganadería del
vacuno de leche y carne y de ganado porcino.
La señal en el mojón nos indicó seguir la senda sombría por el robledal de carvallos; unos 600 metros nos separaban de O Leboreiro o Santa María de Leboreiro.
Entramos a O Leboreiro o Santa María de Leboreiro parroquia del municipio de Melide, mencionada por Aimeric Picaud en su Codex Calixtinus como “Campus leuurarius“ o Campo de liebres por la creciente proliferación de estos lepóridos.
Un humilde y maravilloso enclave
medieval en el Camino de Santiago Francés que preserva los testimonios
vivientes de su pasado, de su historia.
Su gótica y primitiva Iglesia dedicada
a Santa María; el cabazo de ramas de sauce y tapa de paja, primitivo hórreo
para preservar el maíz de la humedad, de los roedores o cualesquier animales.
El muro con el escudo de
armas de los Ulloa da cuenta de un hospital de peregrinos que funcionó en este
lugar, documentado en el siglo XII, rehabilitado por Vasco de Ulloa en el siglo
XV.
Admirable el
justiprecio, conservación y respeto de los españoles por su historia, su
cultura y el medio ambiente; el aprecio a un viejo muro o un viejo cabazo de
palo y paja.
Nos despedimos desde su famoso crucero.
Salimos de O Leboreiro por una antigua calzada
romana de piedra y muros laterales; al final empalmamos con un puente medieval
del siglo XIV sobre el Río Seco el cual cruzamos para entrar a la pequeña aldea
Desecabo.
El cauce del río Seco
es un regato que nace en la Serra
de O Careón y desemboca en el río Ulla en el vecino municipio de Santiso.
Superamos Desecabo y
continuamos por un camino paralelo a la carretera N-547; La localidad de Furelos, nuestro
próximo referente se ubica a 4 kms.
Nos acercamos a A Madalena, un parque industrial donde
el peregrino debe ser muy cauteloso con el afán de los transportistas y repartidores
empresariales.
Pero antes... un breve
descanso para los hombros.
55.901
kilómetros nos separan de Santiago de Compostela según lo informa el mojón
jacobeo del Polígono industrial A Madalena.
La ruta jacobea a su paso por el parque industrial ha sido polémica; para unos fuera de contexto, otros defienden el Camino en sostenibilidad con el desarrollo industrial.
Rebasamos el agitado
tramo del parque industrial y mantuvimos la marcha por un largo corredor paralelo
pero alejado de la carretera N-547; un paseo muy tranquilo ce un extenso rebollar a la margen izquierda.
Al final del corredor la
señal nos desvió a la izquierda para embocar la Rúa Furelos.
Accedimos a la aldea tras
vadear el puente, una obra medieval de cuatro arcos del siglo XII sobre el río Furelos.
Furelos es la entrada al municipio de Melide a través de la ruta jacobea; la aldea se formó en entorno a la iglesia románica de San Xoán de Furelos y a las orillas del río Furelos un afluente del Ulla.
Un lugar realmente
mágico e idílico en un entorno natural y tranquilo, con la relajante melodía de
la corriente del río.
Partimos de Furelos por una extendida carretera de gravilla; y media hora después ingresamos a la municipalidad de Melide.
Sellamos credenciales en
“La Huella del Peregrino”, negocio de un diseñador emprendedor en Melide.
Cuando elaboramos nuestra planeación, procuramos elegir un albergue para pasar la noche lo más próximo a la salida y retoma del Camino de Santiago.
Nos alojamos en este bello albergue de la Rúa Codeseira.
Fuimos los primeros peregrinos en llegar. Por la época, solamente llegó otra peregrina.
Un albergue de muy
cálida y excelente atención.
Una oración y hasta
mañana…
Qué bonita experiencia